Disfrutando de un jardín japonés

Visitar un jardín japonés puede ser una experiencia enriquecedora, pero es natural preguntarse cómo aprovechar al máximo el tiempo allí. En nuestra ventana de admisión, a menudo nos encontramos con preguntas como "¿cuánto tiempo estaré aquí?" o "¿qué hago en el Jardín?" Estas consultas son válidas y nos llevan a otra pregunta importante: ¿cómo se disfruta de un Jardín Japonés? Para comprender mejor esto, exploremos el significado histórico de los jardines japoneses y cómo han sido apreciados a lo largo de los siglos.

En el Japón temprano, antes del 794 d. C., los jardines tenían un significado sagrado y a menudo estaban ubicados en un entorno natural, marcado por guijarros. Estos espacios serenos fueron diseñados para la contemplación tranquila, la meditación, la oración y la creación de una conexión más profunda con la naturaleza. Durante el período Heian en Japón (795-1185), los jardines privados ganaron popularidad entre los aristócratas, inspirándose en los jardines del palacio imperial. Estos jardines servían como lugares para actividades recreativas como paseos en bote, pesca y fiestas animadas. Cada elemento del diseño del jardín fue cuidadosamente considerado, incluso teniendo en cuenta la ubicación de los músicos durante los grandes eventos.

Tríptico de una fiesta en barco en el estanque de un jardín japonés.

A finales del siglo XIX y XX, los jardines en Japón pasaron de ser entornos residenciales privados a atracciones públicas con horarios de funcionamiento regulares. Este cambio refleja la práctica en Occidente, donde los jardines a menudo se transportan para exhibirlos en ferias mundiales (cómo se originó el Tea Garden en San Francisco). Después de la Segunda Guerra Mundial, el deseo de restablecer los vínculos con Japón provocó una nueva ola de interés en la cultura japonesa desde Occidente. Este renovado entusiasmo llevó a la transformación de los jardines japoneses en símbolos de belleza, serenidad, cooperación internacional y educación cultural. Estados Unidos, por ejemplo, cuenta con numerosos 'Jardines de la Amistad' como testimonio de esta conexión renovada.

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Entonces, ¿cómo puede enseñarnos esta historia a disfrutar de un jardín japonés moderno?

El Dr. Kendall Brown, un investigador líder en jardines japoneses, habló sobre cómo encontrar el propósito de los jardines japoneses en el Jardín Japonés de la Amistad de Phoenix en noviembre de 2022. Afirma:

'Los visitantes modernos experimentan el Jardín y sus objetos como un museo, con una contemplación visual pasiva. Si bien esta es una forma de disfrutar el Jardín, no es la única ni debe considerarse el "método adecuado".

Numerosos jardines en todo Occidente, incluido el nuestro, crean una atmósfera de sofisticación y belleza al tiempo que implementan reglas para proteger la integridad del jardín. Sin embargo, como sugiere el Dr. Brown, esto no significa que el disfrute del jardín deba ser pasivo. Inspirándonos en los aristócratas del período Heian, todavía podemos celebrar y divertirnos en los modernos jardines japoneses. Los eventos culturales, así como los alquileres para bodas y celebraciones, ofrecen oportunidades para que familias y amigos se regocijen con el esplendor de estos entornos.

Alternativamente, podemos retroceder aún más en el tiempo y encontrar inspiración en cómo los primeros japoneses utilizaban los espacios naturales para la contemplación y la meditación. Hoy en día, nuestro Jardín Japonés también sirve como un lugar para que visitantes de todo el mundo busquen consuelo, encuentren momentos de curación y participen en la introspección dentro de un entorno pintoresco.

Los jardines japoneses en Occidente también tienen el propósito de educar sobre la cultura japonesa. El Dr. Brown describe los jardines japoneses occidentales como "sueños de otro lugar y construcciones de alteridad. Como microcosmos de una tradición japonesa idealizada [...] una forma de conectar idealizaciones de la naturaleza que nos restauran física y mentalmente. Son una interpretación cultural de la naturaleza. redefinido en formas de diseño convincentes e inspiradoras transportables a través del tiempo y el espacio " (2017). Al visitar un Jardín Japonés, podemos sumergirnos en la cultura de otro país, permitiéndonos aprender y crecer en el camino.

Los jardines japoneses modernos también pueden considerarse "arte vivo" que se nutre constantemente y cambia constantemente. Siempre hay algo nuevo que apreciar y ver en un jardín japonés, desde la estacionalidad hasta nuevas plantas, árboles y arbustos remodelados; el paisaje está en constante evolución para ampliar los límites del arte del jardín. Esta evolución puede generar asombro e inspiración para nuestros huéspedes, y muchos artistas nos visitan para dibujar o tomar fotografías del hermoso entorno.

En general, estos entornos sirven como un lugar para la curación física y mental, el descanso, la transformación individual y social, la educación, la celebración, la inspiración, la conexión con la naturaleza y con aquellos a quienes amamos.

Estas son sólo algunas de las formas en que el Jardín puede servir a nuestros huéspedes y, en última instancia, lo que el Jardín puede ofrecerle depende de cada individuo. En el Jardín Japonés de la Amistad de Phoenix solo le pedimos que venga con una mente abierta y curiosa, y con la voluntad de estar en el presente. A partir de ahí, el disfrute llegará una y otra vez.

La próxima vez que visite, considere estas actividades:

• Disfrutando de un libro

• Dibujando el entorno

• Disfrutar del tiempo con amigos y familiares

• Meditar o tomarse un momento para disfrutar de la belleza de la naturaleza que te rodea.

• Caminando por el jardín para la salud y el bienestar

• Usar el espacio para sanar o recuperarse del duelo

• Aprender más sobre la cultura japonesa a través de un recorrido.

• Observación de aves

• Alquilar el Jardín para una boda

• Asistir a un evento cultural en el Jardín

• Unirse a un taller de jardinería

Citado: "Paisajes visionarios: diseño de jardines japoneses en América del Norte, obra de cinco maestros contemporáneos" por Kendall H. Brown. Tuttle, 2017.